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Eli Lilly y el impacto de los gravámenes en la industria

El director ejecutivo de una destacada farmacéutica estadounidense ha expresado su apoyo a las políticas gubernamentales destinadas a fomentar la inversión nacional en la industria manufacturera. Sin embargo, ha advertido que la imposición de aranceles no es el mecanismo adecuado para lograr este objetivo, ya que podría afectar negativamente al sector farmacéutico en general.

En una llamada telefónica con analistas, después de presentar los resultados financieros del primer trimestre de 2025, el ejecutivo resaltó que incrementar los incentivos fiscales o prolongar las leyes tributarias actuales son métodos más efectivos para fomentar el crecimiento económico de la nación.

«Apoyamos los objetivos del gobierno para aumentar la inversión nacional, pero no creemos que los aranceles sean el mecanismo correcto», manifestó el directivo. Enfatizó que el aumento de aranceles a otras regiones o los gravámenes de represalia por parte de otros países podrían tener un impacto negativo en el negocio de la empresa y en la industria farmacéutica en general.

Por ello, instó a la administración estadounidense a negociar acuerdos con socios comerciales clave lo antes posible, con el fin de «nivelar el campo de juego» para los exportadores estadounidenses y eliminar los «aranceles nocivos» y las barreras de acceso al mercado no arancelarias.

El directivo subrayó que la empresa tiene una «gran huella manufacturera» en Estados Unidos, con múltiples proyectos para construir y expandir nuevos sitios. Desde 2020, ha anunciado más de 50,000 millones de dólares en nuevas inversiones para construir plantas en el país.

En febrero, la farmacéutica informó que invertirá 27,000 millones de dólares para construir cuatro fábricas en el mercado estadounidense, de las cuales tres estarán dedicadas a la producción de ingredientes farmacéuticos activos (API). «Una vez finalizada nuestra agenda de fabricación, podremos suministrar medicamentos para el mercado estadounidense en su totalidad desde instalaciones locales, así como aumentar el volumen de medicamentos que exportamos», afirmó el directivo.

También expresó preocupación por el hecho de que muchos medicamentos genéricos —incluidos los desarrollados por su empresa y otras farmacéuticas— se fabrican en lugares con una única fuente de producción o en países que podrían representar riesgos geopolíticos. Esto podría generar problemas graves en el futuro si surgen conflictos o interrupciones en la cadena de suministro.

La industria, incluida la farmacéutica, estaría dispuesta a colaborar para solucionar este problema, pero actualmente no existen precios viables o incentivos que justifiquen fabricar estos productos genéricos dentro de Estados Unidos. Por ello, no hay producción local suficiente.

«Creo que hay una gran pregunta sobre si los aranceles harían algo para relocalizar la cadena de suministro y, tal vez, ese sea el tema de la revisión», acotó el directivo.

La empresa produce medicamentos tanto en Estados Unidos como en el extranjero, siendo Irlanda uno de sus principales centros de producción fuera del mercado estadounidense. Hace cuatro años, la farmacéutica cambió su estrategia y dejó de centrarse únicamente en buscar la mayor eficiencia, ya sea por costos o por ventajas fiscales. Comenzó a construir una cadena de suministro más resiliente y flexible, capaz de resistir mejor los cambios o crisis globales.

Por ello, consideró que los aranceles podrían tener un impacto temporal sobre la compañía, pero no un efecto relevante a largo plazo, ya que el problema radica más en las diferencias fiscales entre los países. Por ejemplo, cuando Estados Unidos tenía una tasa del 35% y en otros países como Irlanda era del 12.5%, las empresas optaban por producir en el extranjero.

jhenny dandrea
Jenny D'Andrea

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