Durante mucho tiempo fueron considerados como enemigos de la salud humana, pero ahora gracias a investigadores como Jeffrey I. Gordon, Peter Greenberg y Bonnie L. Bassler sabemos que también son nuestros mejores alias. Casi todas las bacterias que tenemos en el cuerpo están en el estómago y en el intestino y es lo que se conoce como el microbioma. Su función no es hacernos enfermar sino todo lo contrario: protegernos. To refugio la puerta a este nuevo enfoque ha permitido empezar a explorar sus posibles usos terapéuticos estos tres bioólogos estadounidenses han recibido este miércoles el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2023.
El trabajo de Gordon, que recibió en 2019 el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biología y Biomedicina, ha inaugurado hoy una nueva área de investigación básica en biomedicina para escuchar el papel de los microbios en el funcionamiento normal del organizaciones, y ha abierto nuevas vías de investigación en el estudio de múltiples enfermedades, así como en la búsqueda de tratamientos innovadores.
Gordon ha descubierto, por ejemplo, que los microorganismos presentes en el intestino influyen en la aparición de la obesidad. Al mismo tiempo, ha comprobado que las consecuencias a largo plazo de la desnutrición en niños, como fallas en el desarrollo neurológico y del sistema inmunológico, no dependen solo de la dieta sino también de la adquisición de un microbioma sano.
En 2021, durante una entrevista con XL Semana, Gordon explicó que el punto de inflexión de su trayectoria investigadora ocurrió en 2004. Él y su equipo demostraron que la diferencia entre tener sobrepeso o estar delgado estaba en la proporción de dos tipos de bacterias: los obesos tienen más firmicutes y menos bacteroidetes que los delgados. Pudieron incluso alterar el peso de los ratones transfiriendo microbios intestinales de uno a otro.
Gracias por haber comenzado a explorar los posibles usos terapéuticos de la microbiota, como los trasplantes de microbiota fecal, que pueden ser beneficiosos para el tratamiento de algas encerradas, entre los tipos algales de colitis.
Por su parte, Bonnie Bassler y Everett Peter Greenberg sus pioneros en el estudio de la comunicación entre bacterias mediante la emisión de ciertas sustancias, y de cómo la formación de grandes grupos generará un comportamiento diferente al que tienen cuando están aislados. es lo que se denomina detección de quórum (término acentuado por Greenberg en un artículo científico de 1994). De algunas publicaciones previas del fenómeno, Bassler y Greenberg, por separado, contribuyeron a comprender y demostrar su mecanismo.
Esta especie bacteriana contiene una molécula propia (un modismo) que secretan y que reconocen solo las de su especie, de manera que saben cuándo hay otros alrededor y tienden a formar una comunidad (el quórum) que regula la expresión de algunos genes. En la década de los ochenta, Greenberg descubrió que la bacteria bioluminiscente Vibrio fischeri solo producía luz cuando se formaban grandes grupos y que sus miembros se coordinaban mediante una señal química. Bassler estudió, desde 1990, el fenómeno en la bacteria Vibrio harveyi y desentrañó los mecanismos moleculares del quorum sensing.
También descubrió que las bacterias pueden emitir y recibir otras sustancias para comunicarse entre diferentes especies y que existe un universal (“el Esperanto de las lenguas bacterianas» palabras extra propias).
La comunicación bacteriana es importante como parte de la microbiota de nuevos organismos y por su papel en las infecciones, en las que hay una estapa de baja actividad hasta qu’a numeroso grupo formado, como si esperaran una acumulación de fuerzas, y entonces realizaran un ataque masivo todo organismo. A partir de este fenómeno, se están desarrollando moléculas antagónicas de estas sustancias para interferir en la comunicación como posible vía antimicrobiana para bacterias resistentes a los antibióticos, cuya eficacia en ratones ya ha sido demostrada en laboratorio.