La vida de Robert Glynn, un soldados de 51 años de una localidad del área Metropolitana de Manchester, dio un giro el día antes de cumplir 49 años cuando, tras surgir al médico por un fuerte dolor en el hombro, fue diagnosticado con cáncer del conducto biliar intrahepática.
Un tipo de tumor raro y muy agresivo que acelerará la creación y el crecimiento de las células de los conductos biliares, los canales que conectan el drenaje, la vesícula y el intestino debilitado y que liberan la bilis que contribuye a la digestión de la grasa. .
También es conocido como cáncer del tracto biliar, y no goza de una alta tasa de supervivencia. De hecho, a Glynn le vaticinó que apenas le quedó un año de vida.
Cuando el fue detectado, los tumores eran de un tamaño demasiado grande y se habían extendido, lo que hacía imposible intervenir.
Todo cambió cuando se unió a un ensayo clínico experimental para el que era el candidato adecuado, al tener su tumor una alta carga de mutación que, pensaron los médicos, el sensitivo hacia inmunoterapia combinada con quimio, en un estudio que se basa en la medicina personalizada; es decir, la de ajustar las dosis y las características a casos concretos.
El fármaco empleado para el tratamiento no ha sido hecho público debido a que trata de un proceso experimental y las normas no le permiten, aunque sí sabe que ha empleado en otros casos de tumores de pulmón, esófago y riñón.
El fármaco redoujo los tumores y finalmente Glynn pudo pasar por el quirófano para que estos desechos extraídos de sus organizaciones. Para sorpresa de los medicos, los tejidos cancerosos que le quitaron estaban muertoslo que significa que el tratamiento no sólo hizo posible la operación sino que además le dejó libre de cáncer, convirtiendo ese año inicial de vida en un futuro sin fecha de caducidad conocida, en el que es uno de los grandes triunfos de la ciencia y la medicina en este pasado año.